El término “discípulo”, casi inexistente en el A.T. tiene mucha importancia en el Nuevo Testamento. Los evangelistas usan el término casi exclusivamente para indicar a las personas que abren su corazón a la fe en el joven rabí Jesús de Nazaret, e incluso asumen su vida itinerante: lo dejan todo para irse con él.
Lo interesante y en cierto sentido nuevo para descubrir, es que en el movimiento que seguía a Jesús no había sólo varones, sino también mujeres. Así está escrito desde siempre en los evangelios; pero sucede que nos han hecho conocer a Pedro, Santiago, Juan, en incluso a Judas y a otros, pero muy poco a ellas. Esta vez tendremos ocasión de acercarnos a unos y a otras, desde Marcos.
No los presentamos sólo para dar a conocer personajes, sino que son “iconos”, ellos y ellas son modelos con los que confrontarnos para un seguimiento fiel en estos tiempos.